lunes, 24 de agosto de 2009

Cenotafio

Esparce tus flores, forastero, espárcelas sin miedo:
tú las haces llegar a las profundidades,
a los jardines.

El que aquí debiera yacer, no yace
en parte alguna. Pero yace el mundo a su lado.
El mundo que sus ojos abrió
ante tan diversa floración.

Él, sin embargo, que percibió ciertas cosas,
se puso de parte de los ciegos:
anduvo y recogió demasiado:
recogió el perfume –
y quienes lo vieron no se lo perdonaron.

Entonces se fue y bebió una insólita gota:
la mar.
Los peces –¿acudieron a su lado los peces?

Paul Celan, De umbral en umbral (Von schwelle zu schwelle), 1955.

Traducción de José Luis Reina Palazón


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