Ahora vuelo tan rápido
que bastaría que rozara con la uña
una cabeza de alfiler
para estallar en mil pedazos.
Antes prefería volar lento
y bajo
Pasaba sobre las copas de los árboles
y veía a mi padre y a mi abuelo conversando.
Yo pasaba con miedo de que me vieran.
Pero nunca levantaban la cabeza.
Héctor Viel Temperley, Humanae Vitae Mia, 1969.
No hay comentarios:
Publicar un comentario