A mi madre, experta en belleza.
Tu pequeño estado de la gracia ha derivado en las locas amadas, ¡oh, madre!
Ahora que estás en el frío reinado de las momias, necesito entrar por un vendaje a un filo de tu amada cabeza y pedir otra vez que digas a los carros que he nacido, que sepa la luna de los campos de Tres Lomas que mido un metro sesenta y cuatro y que llevo las cejas de quien te amó.
¡Oh, madre!, ¿te acuerdas de mí? Soy el de barba.
Alberto Muñoz, Camiones, 2001.
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